Joseph Oughourlian vaticina el regreso de los medios creíbles frente a la IA

La avalancha de información digital ha creado un entorno paradójico: nunca hemos tenido más acceso a noticias, pero la confianza en ellas se ha erosionado. En este contexto, la afirmación del inversor Joseph Oughourlian de que los medios tradicionales creíbles recuperarán su relevancia no es solo un deseo, sino una predicción estratégica. Según su análisis, publicado en una entrevista con EL PAÍS, la proliferación de noticias falsas y contenido generado por inteligencia artificial está creando un vacío de credibilidad que solo las instituciones periodísticas con décadas de reputación pueden llenar. Este fenómeno redefine la batalla por la atención, donde la calidad y la veracidad se convierten en el nuevo campo de batalla.

El contraataque de los medios tradicionales frente a la IA generativa

El panorama de la información ha sido sacudido por dos fuerzas simultáneas: la desintermediación causada por las redes sociales y la democratización de la creación de contenido mediante inteligencia artificial. Herramientas de IA pueden ahora generar artículos, imágenes y vídeos hiperrealistas a una escala y velocidad imposibles para los procesos editoriales humanos. Esto no solo satura el ecosistema, sino que diluye la línea entre lo real y lo fabricado. Oughourlian, con inversiones en medios como *Le Monde* o *Prisa*, argumenta que esta misma saturación es el catalizador para un «renacimiento de la marca». Cuando todo puede ser falso, la procedencia y el historial de rigor se convierten en atributos comerciales decisivos.

La reputación como escudo en la era digital

Un nombre como *The New York Times*, *EL PAÍS* o la BBC lleva implícito un contrato tácito con el lector: un proceso de verificación, una ética profesional y una responsabilidad legal. Estas son barreras de entrada formidables. Mientras un *deepfake* o un artículo generado por IA puede viralizarse en minutos, carece de ese respaldo institucional. En Europa, y particularmente en España, donde el consumo de medios digitales es alto pero la desconfianza hacia fuentes no verificadas crece, este valor se intensifica. El público, confundido, comenzará a buscar refugio en fuentes cuya «marca» sea sinónimo de fiabilidad, incluso si eso implica suscribirse o enfrentarse a muros de pago.

  • La marca periodística se convierte en un sello de autenticidad irremplazable.
  • Los procesos editoriales humanos y la accountability son la respuesta a la opacidad algorítmica.
  • La monetización se desplaza del volumen de clics a la confianza y lealtad del suscriptor.

Inteligencia artificial: el arma de doble filo de la desinformación

Irónicamente, la misma tecnología que amenaza con desestabilizar el discurso público podría ofrecer parte de la solución. Oughourlian no aboga por un rechazo luddita a la inteligencia artificial, sino por una adopción estratégica. Las redacciones pioneras ya utilizan IA para tareas de bajo valor añadido, como la transcripción de audios, el análisis de grandes volúmenes de datos o la detección temprana de tendencias en redes sociales. Esta automatización libera recursos periodísticos para lo esencial: el reporteo de campo, la verificación cruzada y el análisis contextual profundo. La clave reside en que la IA sea una herramienta al servicio del criterio humano, no un sustituto.

Casos de uso y el contexto español

En España, proyectos como el de la agencia EFE con su herramienta de verificación o el uso de *machine learning* por parte de *Maldita.es* para rastrear bulos, ilustran esta simbiosis. La Unión Europea, con su Ley de Servicios Digitales (DSA) y el enfoque regulatorio sobre la IA, está creando un marco que, intencionadamente o no, beneficia a los actores establecidos que pueden cumplir con requisitos de transparencia y moderación de contenido. Para un medio tradicional, adaptarse significa:

  • Invertir en equipos de fact-checking apoyados por herramientas de IA.
  • Desarrollar formatos y productos premium que expliquen el «cómo» y el «por qué» de las noticias.
  • Educar a la audiencia sobre alfabetización digital, convirtiendo la redacción en un referente pedagógico.

El futuro del ecosistema informativo: hibridación o polarización

La predicción de Oughourlian apunta a un futuro bifurcado. Por un lado, un estrato de información de alta calidad, verificada y ofrecida por medios con marca reconocida, posiblemente bajo modelos de suscripción. Por otro, un vasto océano de contenido generado automáticamente, de calidad variable y motivaciones opacas, que circulará principalmente en plataformas sociales. El riesgo, sin embargo, es que esta división profundice la brecha informativa: quienes puedan y quieran pagar por información fiable lo harán, mientras que otros segmentos de la población quedarán expuestos a circuitos de desinformación cada vez más sofisticados. El desafío para los medios «tradicionales» será demostrar su valor de manera inclusiva y accesible, sin caer en un elitismo informativo.

La conclusión es clara: la revolución de la inteligencia artificial en la información no ha escrito el obituario del periodismo tradicional, sino que ha redefinido su misión y su valor. La credibilidad, siempre un activo, se ha convertido en *el* activo. Los medios que inviertan en mantenerla, modernizando sus procesos sin abandonar sus principios, no solo sobrevivirán, sino que están posicionados para liderar una nueva era de relevancia. Su papel ya no es solo informar, sino también certificar, contextualizar y guiar en un mundo digital donde la realidad misma es maleable.

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Fuente: Joseph Oughourlian: “Los medios tradicionales creíbles volverán a ser relevantes en un mundo lleno de noticias falsas y generadas por inteligencia artificial” – EL PAÍS

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